Udaberria!

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Autora: Mª Jesús Fuente

dijous, 19 de maig del 2011

La edad que tengo

Texto de José Saramago:

"Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo… ¡Qué importa éso!

Tengo la edad que quiero y siento. La edad es que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello. Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven… no lo lograrás.

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas… Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta! Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento."

José Saramago
Premio Nobel Litaratura 1998

dissabte, 7 de maig del 2011

Fortalecer el sistema inmunológico

...Otro beneficio de practicar la conciencia del cuerpo interior, es un gran fortalecimiento del sistema inmunológico que ocurre cuando usted habita el cuerpo. Cuanta más conciencia trae al cuerpo, más a fuerte se vuleve el sistema inmunológico. Es como si cada célula dspertara y se alegrara. Al cuerpo le encanta la atención que usted le presta. Es también una potente forma de autocuración. La mayoría de las enfermedades entran cuando usted no está presente en su cuerpo. Si el amo no está presente en la casa, todo tipo de personajes sombríos se alojarán en ella. Cuando usted habita su cuerpo, será difícil que los huéspedes indeseados entren.
    No sólo su sistema inmunológico físico se fortalece; su sistema inmunológico psíquico también se refuerza enormemente. Este último lo protege a usted de los campos negativos mentales y emocionales de los demás, que son muy contagiosos. Habitar el cuerpo lo protege a usted, no por medio de un escudo, sino elevando la frecuencia vibratoria de todo su campo de energía, de modo que todo lo que vibra a una frecuencia  más baja como el miedo, la ira, la depresión, etc,existe ahora a un nivel de realidad virtualmente diferente...
...Hay una meditación de autocuración simple, pero efectiva, que puede hacer siempre que necesite elevar su sistema inmunológico. Es particularmente efectiva si se usa en los primeros síntomas de una enfermedad, pero también funciona con enfermedades que están ya arraigadas si la practica frecuentemente con una concentración intensa. También contrarrestará cualquier perturbación de su campo de energía por alguna forma de negatividad. Sin embargo, no es sustituto de la práctica diaria de estar en el cuerpo; de lo contrario, sus efectos serán sólo temporales. Aquí está.
   Cuando usted no esté ocupado durante algunos minutos y especialmente por la noche antes de quedarse dormido y por la mañana antes de levantarse, "inunde" su cuerpo con conciencia. Cierre los ojos. Acuéstese sobre la espalda. Escoja diferentes partes del cuerpo para enfocar su atención, brevemente al comienzo: las manos, los pies, los brazos, las piernas, el abdomen, el pecho, etc. Sienta la energía vital en esas partes tan intensamente como pueda. Permanezca con cada parte quince segundos más o menos. Después, deje que su atención corra  por el cuerpo como una ola unas cuantas veces, desde los pies a la cabeza y en sentido contrario de nuevo. Esto no requiere más de un minuto.Luego, sienta el cuerpo interior en su totalidad, como un único campo de energía. Mantenga esa sensación durante unos minutos. Esté intensamente presente durante ese tiempo, presente en cada célula de su cuerpo. No se preocupe si la mente logra ocasionalmente arrastrar su atención fuera del cuerpo y usted se pierde en algún pensamiento. En cuanto note que ha ocurrido esto, simplemente vuelva su atención al cuerpo interior.

Extracto de " El Poder del Ahora", de Eckhart Tolle.